El Climax de Veracruz: el lugar del za, za, za.

15 de octubre de 2004

Si durante 2003 la canción de moda en México fue el ASEREJE de las Ketchup, el año 2004 fue sin duda para el ZA, ZA, ZA del grupo Clímax.

Durante 2004 la canción del ZA, ZA, ZA fue muy popular en México: la cantaban en la tele; en las fiestas y los antros la ponían; el grupo Clímax se presentaba a interpretarla en los programas televisivos más populares; los niños y las niñas la tarareaban inocentemente mientras jugaban, etc.

Para este momento quizás muchos ya sepan que esa canción es una aportación más de los table dance a la cultura y mitología popular.

Y es que la canción del Za, Za, Za y el grupo Clímax salieron de un Table Dance, de un Table Dance en el puerto de Veracruz, de un Table Dance llamado el Clímax.

Yo conocí el Clímax en julio de 2003 durante un paseo por el puerto Veracruz. Y lo conocí por pura casualidad.

Tras visitar el puerto de Veracruz un amigo me recomendó visitar el FANTASY. Me presumía que las mujeres que ahí laboraban eran "muy guapas y muy cariñosas"

Con sorna yo sólo le recordé que cuando anduviera en Veracruz, se anduviera con cuidado, por aquello de la operación jarocha... De la operación de cambio de sexo a la que se someten los hombres para convertirse en mujeres.

Nota cultural: jarocho es el gentilicio utilizado para referirse a los nacidos en Veracruz.

Y si, mi amigo nunca se había preguntado porque a la operación de cambio de sexo le dicen la operación jarocha.

¿Por qué a la operación de cambio de sexo no se le dice operación chilanga, u operación tampiqueña, u operación tapatía u operación huasteca? ¿Por qué se le conoce como operación jarocha? Quizás se le diga así por que los nativos de esas tierras son muy afectos a ella. Yo tampoco lo sé con certeza.

También le recordé a mi amigo aquel adagio popular sobre los homosexuales, travesties y transexuales:

"en Guadalajara nacen,
en Veracruz se hacen,
y en el D.F. los consumen."

Con esos comentarios a mi amigo poco a poco se le fue borrando la sonrisa... había sembrado en él la sospecha.

Pese a todo lo anterior, yo quedé con ganas de conocer el Fantasy y tener información de primera mano.

Y si, a la primera oportunidad que tuve de visitar el puerto de Veracruz me escapé una noche al Fantasy. Debo reconocer que efectivamente las chicas de este lugar son hermosas, con cuerpos espléndidos y muy cariñosas...

El día que regresé a México tenía que aguardar unas tres horas en la estación para abordar mi autobús... aburrido por la espera decidí deambular por los alrededores sin ningún objetivo en mente.

Mis pasos me llevaron a las puertas del CLIMAX, ubicado a unas tres cuadras de la estación de autobuses. El Clímax se localiza en la esquina de Miguel Angel de Quevedo y Guadalupe Victoria. El nombre del lugar, su logotipo y sus comensales que lo frecuentan más o menos me indicaban que se trataba de un table.

El sentido común siempre obliga a preguntar antes de entrar a un table:

1. ¿hay cover?
2. ¿hay consumo mínimo?

En julio de 2003 el Clímax no cobraba cover. El consumo mínimo era un cubetazo con 6 chelas por 70 pesos e incluía gratis un table... ¡Una verdadera ganga! Ni en los bares dan la chela tan barata...

El lugar estaba a reventar. Yo tuve que compartir mesa con unos desconocidos para poder ingresar.

La mayoría de las chicas del Clímax ya habían pasado sus mejores años... eran comunes las cicatrices, las estrías, las lonjas, las carnes flácidas, los rostros arrugados, etc.

La más bella del Clímax hubiera pasado desapercibida en el Fantasy, en el Tabares o en el Solid Gold... quizás en esos lugares ni siquiera la dejarían trabajar en la pista.

El lugar era grande. Había una pasarela en el centro y un escenario en un extremo. El show de las chicas era en el escenario, que estaba muy alejado de algunas mesas. Quizás algunos comensales ni siquiera se enteraban que era un bar con variedad. El espectáculo consistía en chicas que bailaban y se desnudaban al ritmo de la música.

Los meseros solamente se aparecían una vez en la mesa del cliente: para dejar el cubetazo, cobrar el cubetazo y dejar el boleto para el table dance de cortesía. Los clientes tenían que destapar por su cuenta sus chelas (no hay nada mejor que la mesa para ello).

El servicio de table dance gratis se apegaba al sentido etimológico correcto de la palabra: la chica elegida llegaba, se subía a la mesa del cliente y comenzaba a bailar sin gracia y sin enjundia. La damisela no se desnudaba y tampoco permitía que los clientes la acariciaran...

Realmente el lugar era deprimente... Tras visitar el Fantasy, el Clímax no tenía ningún atractivo... No era más que otro lugar de mala muerte en el mapa...

Pero la magia del Clímax estaba en sus Disc Jockeys (DJs)...

Los DJs se encargaban de poner los discos para que las chicas hicieran su numerito y anunciar la tercera llamada para Dixie. Pero adicionalmente aprovechaban el tiempo entre chava y chava para alburearse, contar chistes, cabulear a los comensales, relatar anécdotas, etc. Y realmente eran divertidos.

Las cervezas que servían en el Clímax también eran mágicas: con medio cubetazo corriendo por las venas esa güerota de las raíces negras y las estrías en las piernas ya no se veía tan de al tiro pior... Y también la incipiente barba de la pelirroja ya no raspaba tanto... (ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja. El comentario sobre la pelirroja fue un chiste de humor negro, que no tiene relación con la realidad. En el Clímax no me tocó ver ningún transexual o travesti engatuzando borrachos).

Lo mejor del show de los DJs tenía lugar aproximadamente cada hora y media, cuando era el momento de la subasta de todas las chicas y la oferta de privaditos al super precio de 4 X 1.

Cada hora y media aproximadamente los DJs se soltaban a cantar en vivo la entonces para mi desconocida canción del ZA, ZA, ZA.

Y mientras los Djs interpretaban la canción del ZA, ZA, ZA, todas las chicas de la variedad salían a bailar en la pasarela...

Y efectivamente, como dice la canción,

"mesa... mesa....
mesa que más aplauda
le mando, le mando
le mando la niña..."

Las mesas más ruidosas, las más alegres, las que más aplaudían, eran compensadas con un table gratis. Su alegría era premiada con una chica bailando sobre la mesa de a gratis. La chica no se desnudaba y las caricias seguían estando prohibidas...

El show no acababa ahí. Al terminar la canción iniciaba la subasta de chicas. Todas las chicas se subían a la pasarela a esperar ser elegidas por un cliente y ofrecerles un privadito al super precio de 4 X 1.

Un privadito costaba normalmente 90 pesos y duraba una canción. Durante la subasta seguía costando 90 pesos pero duraba 4 canciones...

El privadito consistía en que en la intimidad de una pequeña habitación la chica se desnudara y restregara su cuerpo en el cliente. El cliente podía acariciar e incluso besar a la chica.

Es lógico que las primeras en ser elegidas eran las menos piores... al final siempre quedaban las menos agraciadas. Pero el show no continuaba hasta que todas, absolutamente todas, fueran contratadas para un privadito.

Eran minutos de tensión y drama: ver a Trixie voltear para todos lados en espera del príncipe azul que se animara a contratarla y acabara con su humillación pública...

Los DJs le echaban porras:

"Orale, anímense caballeros, que Trixie les va a cobrar menos que los travestíes de la esquina..."


Y si, al final todas las damas salían.

En ese momento el lugar decaía aún más, pues el show se suspendía mientras las chicas atendían en los privados a sus clientes.

Los cuartos para los privados no eran suficientes para atender a todos al mismo tiempo y las aglomeraciones eran normales... Se hacían filas de clientes y teiboleras para pasar a los privados...

Los primeros que se animaban eran los más afortunados, pues escogían a las teiboleras menos traqueteadas y tampoco tenían que hacer fila...

Poco a poco, a medida que teiboleras y clientes iban saliendo de los privados, la rutina comenzaba de nuevo. Las chicas salían una vez más al escenario para hacer su numerito de bailar y desnudarse al ritmo de la música.

Un atractivo más del Clímax era su show francés, un espectáculo de sexo en vivo a las 2 de la mañana. Para el show francés llegaba una damisela de no malos bigotes que no era parte del elenco habitual del Clímax.

A diferencia de otros lugares, la chica llegaba con su pareja y entre los dos hacían su numerito. No invitaban a ningún machin del público a participar. ¡Que lástima!

Terminado el espectáculo, la chica recogía sus cosas y se iba... sin ofrecer la oportunidad de departir con los clientes para tomar la copa o pasar a un privadito.

Esto era el Clímax antes de que sus DJs se volvieran famosos... ahora en octubre de 2004 quizás ya no existe... o es más caro... o las chicas del Fantasy terminaron en el Clímax.

Los DJs del Clímax saltaron a la fama gracias a que Facundo, un irreverente conductor de radio y televisión, los descubrió. Facundo visitó el Clímax, le gustó la rola y comenzó a tocarla en su programa de radio.

La canción gustó y se volvió muy popular, catapultando a los DJs del Clímax a la fama...

Así, el grupo Clímax logró aparecer en los programas de Don Francisco, de Adal Ramones, de Omar Chaparro, o animando la carrera Televisa Deportes.

Ya para estas alturas, el dinero recibido les permitió a los del grupo Clímax conseguirse unas bailarinas que no tienen nada que ver con las chicas originales del Clímax...

La popularidad alcanzada por la canción del ZA, ZA, ZA propició que en la versión en español de Shreck, doblada por Eugenio Derbez, el personaje del Burro la cantara... Desafortunadamente el grupo Clímax, titular de los derechos de la canción, demandó a los productores de la película.

El Clímax todavía aportaría algo más a la cultura y mitología popular: a Dubraska... la ganadora de Señorita Table 2004, un concurso light creado para honrar la belleza de la teiboleras mexicanas y enloquecerle las hormonas a los chavales que aún no tienen la edad legal para entrar a un table.

Y para aquellos internautas que llegaron a esta sitio buscando la letra de la canción del Za, Za, Za, la pueden encontrar aquí.

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