El síndrome Mejía Baron

28 de enero de 2004

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En 1994 el mundial de fútbol soccer fue en EE.UU.

La selección de México logró calificarse a la cita mundialista en el último partido, venciendo a domicilio a Canadá con un dramático 2 a 1.

México regresaba a los Mundiales. "Estamos en el mundial" "nos vamos al mundial" era los gritos de regocijo de jugadores, prensa deportiva y aficionados al fútbol.

La felicidad era mayor tras el ayuno mundialista. La selección Mexicana de fútbol no pudo asistir al mundial de Italia en 1990 como consecuencia del lamentable caso de los cachirules.

Pero en 1994 México nuevamente era invitado de honor a la fiesta panbolera por excelencia.

Y en esta ocasión había condiciones que hacían pensar que la selección mexicana de fútbol estaba para cosas grandes.

De entrada, en 1993 México participó por primera vez en la Copa América, codeándose en un torneo de prestigio con selecciones grandes como Argentina, Brasil, Chile, Uruguay.... Y la selección mexicana fue una sorpresa para todos: ¡logró llegar a la final del torneo!

Si, en su primera participación la Selección Mexicana pudo llegar a la final.... aunque fue derrotada por Argentina al son de 2-1.... Pero eso si, ahora si dió gusto perder, pues "los muchaches" no bajaron los brazos y lograron poner en aprietos a los argentinos.

El breve periodo de César Luis Menotti al frente de la Selección Mexicana había sido suficiente para despertar al guerrero azteca que dormitaba dentro de los ratoncitos verdes....

César Luis Menotti logró cambiar la actitud de los fútbolistas mexicanos, despertando su hambre de triunfo y el deseo por trascender.

El país sede era otro factor que propiciaba la esperanza de que la selección mexicana haría un papel digno en el mundial de 1994. EE.UU. es vecino de México, los estadios estaban a 4 horas de vuelo desde la ciudad de México... el Mundial no sería del otro lado del mundo.... Los mexicanos podrían con mayor facilidad trasladarse para apoyar a su selección.

La cercanía geográfica tenía otros beneficios: si a un jugador lo atacaba el síndrome del Jamaicón Villegas a medio torneo, facilmente podrían conseguirle su tamalito, su aguita de tamarindo o de plano llevarle a su jefecita para que no lo embargara la melancolía y se viera mermado su rendimiento en la cancha.

Adicionalmente los 20 millones de mexicanos, que se tuvieron que ir a vivir a EE.UU. en busca de mejores condiciones de vida, garantizaban el apoyo en las tribunas. Sería como jugar en el Estadio Azteca, en México, en casa... con 60,000 gargantas coreando el grito de "¡ME-XI-CO!, ¡ME-XI-CO!".

Todo estaba listo para que la selección mexicana tuviera un papel destacado en este mundial fuera de casa, y no terminara haciendo el ridículo como en el mundial de Argentina 1978 o cualquier otro que les guste.

Pero la selección no la tenía fácil. Le había tocado bailar con las más fea: sus rivales de grupo eran Noruega, el tricampeón Italia e Irlanda.... 3 equipos europeos que tanto se le indigestan a cualquiera.

Las cosas empezaron mal. En el partido debut, Noruega derroto a México 1-0....

Pero pronto se recuperó el rumbo, al siguiente partido México goleó al son de 3 a 1 a Irlanda.

El futuro de México en el Mundial se definía en el último partido, frente al tricampeón Italia.... El día del juego en todo el país muchos interrumpieron sus labores cotidianas para ver el desenlace de la aventura mundialista. En mi escuela, el CCH Sur, las clases se suspendieron y el auditorio se habilitó para transmitir en vivo y en pantalla gigante ("¿no habrá de casualidad una chelita por ahí?") el partido.

La selección de México logró empatar con los italianos a 1, con un gol de Marcelino Bernal...

La selección estaba haciendo historia: por primera vez lograba calificar a la siguiente fase, a los octavos de final, en un mundial no jugado en México....

El Mundial de EE.UU. 1994 representaba el mejor papel de la selección mexicana en los mundiales desde 1930....

En octavos de final los rivales a vencer eran la selección de Bulgaria con Hristo Stoichov.

El antecedente inmediato de este encuentro fue el 2-0 que la selección mexicana le propinó a los búlgaros en el mundial de México 1986, precisamente en los octavos de final. Se esperaba que la historia se repitiera, que los búlgaros volvieran a ser clientes y otra vez "probaran el chile nacional"

El partido fue a medio día, con un calor que fundió a los búlgaros. El cotejo terminó con un empate a 1. Vinieron los tiempos extras. Los búlgaros estaban exhaustos y ya tenían un hombre en las regaderas.... su técnico remplazó a sus hombres en la cancha con hombres de refresco provenientes de la banca.

Los jugadores mexicanos comenzaron también a resentir los efectos del calor endemoniado. Para empeorar las cosas, la delantera mexicana se quedó chata cuando expulsaron a Luis García. Al frente quedó solo y su alma Luis Roberto Alves "Zague".

Las susitituciones, los cambios de jugadores, eran imperativos.

Miguel Mejía Barón, entrenador de la selección mexicana, tenía sobre sus hombros la responsabilidad.

Pasaba el tiempo y los cambios no se realizaban.... los jugadores mexicanos volteaban lastimosamente a la banca en busca de refuerzos frescos, descansados, que aliviaran la carga de tan duro encuentro.

Pero Mejía Barón no se inmutaba...

Finalmente se decidió y llamó a calentar al mejor fútbolista mexicano de todos los tiempos: el Pentapichichi Hugo Sánchez Márquez, Hugoooool.

Hugooool y Mejía Barón estuvieron platicando, afinando detalles de estrategia. Pero hasta ahí se quedaron, el tiempo se vino encima y Hugoooool no entró a la cancha.

Mejía Barón se guardó los cambios.... le dio la ventaja a los búlgaros de no utilizar hombres de refresco que reforzaran al equipo mexicano....

Lo que vino después todo mundo lo sabe: la selección mexicana perdió 3-1 en penales.... en el momento de la verdad fallaron desde el manchón de los doce paso figuras de la talla de Alberto García Aspe (quien mandó a las nubes su disparo).

¿Cual habría sido el destino de la selección mexicana si Mejía Barón no se hubiera guardado los cambios?

Los chistes, como siempre, comenzaron a salir. Uno de los más buenos fue:

- "¿Sabes por que a Mejía Barón no lo mandaban de niño a la tienda por mandados?"
- "No, ¿por qué?"
-" Porque se quedaba con los cambiooos"

Cuando Ernesto Zedillo Ponce de León, candidato del Partido Revolucionario Institucional (P.R.I.), ganó la elección presidencial en agosto de 1994, apareció el mejor de los chistes:

- "Los mexicanos tienen el Síndrome Mejía Barón"
- "¿Por qué?
- "No les gusta hacer cambios.... se quedan con los cambios"

Años después Hugoool comentaría que pasó exactamente cuando Mejía Barón lo mandó a llamar para entrar a la cancha.

Hugoool comentó que Mejía Barón lo quiso meter para reforzar el ataque mexicano, pero tuvo miedo que con el cambio el equipo se le cayera, se le desbaratara entre las manos y terminara perdiendo el partido (como finalmente ocurrió sin cambios de por medio).

En tono de sorna podría decirse que este hecho se repitió en la elección de 1994.

Los mexicanos se guardaron los cambios, no decidieron sacar al PRI de los pinos en 1994. Y es que muchos agoreros predecían el peor de los escenarios si el candidato oficial (Ernesto Zedillo) no ganaba la elección y se diera el caso de que un candidato de la oposición llegara a presidente...

Y pese a que los mexicanos no hicieron el cambio, el error de diciembre y la crisis de 1994-1995 estaban a la vuelta de la esquina.


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